Se trata de una pensión que está al ladito de la parada de metro Areeiro y otra de taxis, por lo tanto, bien comunicada y tiene un supermercado enfrente. El aspecto exterior es de un edificio viejo y el ascensor es de los antiguos, con rejas y de madera. Las fotos del interior no tienen nada que ver con las que aparecen, por lo menos las 2 habitaciones que teníamos. Es una buena opción si no eres muy escrupulosoa porque las toallas y la funda de la almohada pueden tener manchas amarillentas insisto, pueden, no es que sean todas, y pedimos que las cambiaran y lo hicieron. La habitación tiene neverita y teléfono con línea interna, útil si vais en grupo. Por lo demás, el desayuno es pan con mantequilla y mermelada y el trato con el personal es correcto. Lo recomendaría para personas que no quieren gastar mucho y que tampoco vayan a estar en el hotel más que para dormir y asearse.
Estancia en el hotel: Agosto 2010