La situación del hotel es estupenda, a dos minutos del río, por lo que en un corto paseo se llega al puente de San Carlos, y a cinco minutos de la Plaza de Wenceslao, una de las más animadas de la ciudad. La decoración es muy cuidada y las habitaciones amplias. El desayuno es muy variado y los camareros siempre atentos a que no falte nada. Por otro lado, destacar que el personal de recepción es encantador y muy profesional, te ayudan y aconsejan en todo momento.
Estancia en el hotel: Agosto 2010