La recepción a la llegada fue pésima. No tenían las habitaciones preparadas y nos entregaron las llaves a las 17.30 de la tarde. Además, teníamos régimen de Todo Incluído y no nos dejaron almorzar el primer día a la llegada cuando la entrada es a las 12.00 de la mañana, aunque en este hotel era a las 14.00. Tan siquiera nos dieron la opción de cambiar ese almuerzo para el último día antes de irnos. Limpieza de las habitaciones perfectas, las trabajadoras venían a diario y dejaban todo reluciente. La comida buena, gran variedad. El único inconveniente es que, media hora antes de cerrar, el buffet ya andaban quitando comida, ya fuera en el desayuno, como en el almuerzo como en la cena. Casi hasta te quitaban el plato de la mesa. El penúltimo día, por error de recepción con las pulseras, el segurita -siendo un mandado- nos obligaba a abandonar el recinto por el color de nuestras pulseras, siendo el color erróneo por la imposición en la recepción. El uso de las hamacas era un caos. La gente acostándose desde las 6 de la mañana para poder utilizar una misera hamaca donde además no paraba de dar la sombra. Porque encima las toallas si las colocabas antes de hora te las tiraban al césped y adiós muy buenas. Un verdadero caos. Apenas 200-300 hamacas para un complejo de casi 1.000 personas que había ese fin de semana.
Estancia en el hotel: Agosto 2014