Hotel céntrico. A falta de mantenimiento, limpio pero deteriorado, es muy bonito si estuviera más arreglado. El servicio, bueno y atento. La comida muy poco variada.

Òptima experiência com atendimento e preço muito bons.

En general, no se le puede pedir mucho a un hotel de tres estrellas de una localidad de costa, pero si te atienes a las caracterìsticas de dicho hotel pues ya sabes a lo que te expones en el caso del Vila no fuimos con la idea de disfrutar de todas sus instalaciones ya que nuestra intenciòn fue de ir a la playa, callejear por Calella o simplemente desconectar de la rutina durante una semana. La habitaciòn 404 disponia de tres camas individuales dos con base y colchòn de espuma y otra supletoria de somier de muelles y colchòn de espuma delgado, una mesa, dos mini butacas y su correspondiente armario empotrado en cuanto al cuarto de baño, podrìa decirse que era lo mejor de la reserva, pues dispòne de todos los elementos necesarios para su disfrute: bañera con su telefono de ducha de chorro difuso, secador de pelo, bidè, WC y todo alicatado hasta arriba... referente al comedor, tenìamos pensiòn completa y en general disponìamos de buena comida, de bufet pero servida por un catering ajeno al hotel ya que creo que el espacio de la cocina sòlo les da para preparar los postres y los desayunos aunque todo de la calidad acorde con la categorìa hotelera... en fin, que no estuvo mal la estancia aparte de los tìpicos vecinos de habitaciòn con sus ruidos y sus carreras por los pasillos la mayorìa eran rusos o ingleses, en familias o en grupos de adolescentes.