Hotel enclavado en un edificio histórico. La restauración del mismo es muy buena. Es una pena que la iglesia no se pueda visitar estando alojados en el Monasterio. En recepción nos comentaron que la iglesia sólo la abría el Sacerdote para las misas y que al hotel no le habían dejado la posibilidad de enseñarla a sus huespedes, lo cual no nos parece lógico ni acertado. Sería de interés que tuviesen abierta la cafetería del hotel, ya que al ser un sitio pequeño donde está enclavado, sólo teníamos el bar restaurante Monasterio en la plaza de San Clodio, fuera del recinto del Monasterio, donde cenamos de maravilla y a buen precio.
Estancia en el hotel: Mayo 2014