Hotel moderno situado fuera del casco antiguo. A unos 20 minutos de la plaza mayor, pero un paseo bonito ya que tiene que atravesar el puente romano para llegar al casco antiguo. Habitaciones muy limpias y en silencio puedes descansar bien después de un día de visitas por la ciudad, un inconveniente es la almohada muy baja e incómoda. El personal del hotel muy atento siempre dispuesto a ayudarte. El servicio de desayuno no lo tenía contratado, eso si para desayunar tienes que ir a una cafetería del centro o un puesto de churros que hay al inicio del puente romano, la verdad que café, chocolate y churros muy bueno para llevártelos al hotel.
Estancia en el hotel: Enero 2015