Juan
Valoración: 5
Al llegar a recepción era lo que esperábamos, un hotel pequeñito de 3 estrellas en el centro de Roma... Nuestra sorpresa llega cuando el recepcionista nos dice que nuestra habitación se encuentra en el edificio de enfrente... Aumenta la sorpresa: era un edificio de vecinos estilo Aquí no hay quien viva. Nuestra habitación se encontraba en la 3ª planta, en un pasillo ya ambientado estilo hotel con 3 habitaciones más en ese pasillo, es decir, un piso de una comunidad de vecinos habilitado como anexo del hotel. La habitación era nueva, y todo muy limpio, pero muy pequeña, casi no caben las maletas. Le pedimos que nos cambiara la habitación a una situada en el edificio oficial del hotel, pero éste se encontraba completo, aunque el recepcionista nos ofreció cambiarnos dos días después, pero optamos por no cambiar tampoco nos lo recordó llegado el día, por el trastorno de volver a cargar con las maletas, cruzar la calle, etc. El desayuno bien, aunque el salón era liliputiense, pero sin problema de overbucking en el desayuno. Al marcharnos nos hicieron pagar un impuesto que se ha inventado el Ayuntamiento de Roma 2 € por persona y noche...
Estancia en el hotel: Marzo 2012

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