Hoteles en Costa Malta

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Malta es un pequeño archipiélago de atractivo. Es un viaje atrás en el tiempo con toda las comodidades y equipamientos modernos. El clima, las azules aguas de un mar cristalino que es un paraíso del submarinismo, las piscinas naturales, los acantilados, cerros, playas, los vestigios históricos, el legado de diversas culturas desde tiempos inmemoriales y la vida de sus ciudades son motivos sobrados para viajar a este destino tan de moda. Además, es un gran centro de turismo idiomático, dado que el inglés es la lengua cooficial. Las temperaturas son increíbles, ya que es muy raro que bajen de los 15 grados en invierno y no suelen sobrepasar los 30 en verano.

La Valletta es la capital maltesa, pero su población no alcanza los 7.000 habitantes, pero es una ciudad fortificada de las mejores que se pueden ver en todo el mundo. La concatedral de San Juan y el Fuerte de San Elmo, ambos del siglo XVI, son buenos lugares para iniciar la visita. También hay una bonita catedral anglicana, la de San Pablo, palacios y castillos.

Los amantes del ocio nocturno podrán encontrar fácilmente bares, discotecas e, incluso, fiestas en barcos, aunque quizás la zona más famosa es la de Paceville, en la ciudad comercial de Saint Julian, dado que el horario de cierre es tardío. Sliema también es otra ciudad comercial muy animada. Marsaxlokk es un delicioso pueblo pesquero que destaca por sus coloridas barquitas y por su mercado dominical de pescado.

La pequeña ciudad portuaria de Marsascala también es interesante para hacer una pequeña excursión. Pero el viajero podrá encontrar en Malta numerosos atractivos más. Desde ciudades de fundación y esencia árabe como Rabat o Medina a lugares de impactante belleza como la Gruta Azul, una cueva marítima que destaca por la belleza circundante de sus acantilados.

También resulta delicioso un minicrucero para descubrir las otras islas de Malta, las de Comino y Gozo, la Laguna Azul y otras maravillas naturales.

Las islas citadas se diferencian bastante de la principal y tienen una naturaleza más abrupta y una esencia más rural, aunque son un paraíso costero con aguas que invitan al baño y, por supuesto, a admirar la belleza de sus fondos.

Por su parte, la gastronomía maltesa es variadísima, con influencias mediterráneas, francesas, africanas, italianas, inglesas… El pescado, la pasta, la carne y el aceite de oliva están habitualmente en la dieta local. El plato nacional es el fenek, conejo guisado. La ftira es muy típica y consiste en un pan con aceite, tomate, pimiento, atún y aceitunas negras. Por lo demás, se puede encontrar, desde Fast food, a pizzas y pasta tradicional.