Hotel emblemático de Santa Cruz, reformado hace poco. El estilo del interior no tiene nada con el anterior, domina blanco, muy clínico, parece todo de plástico. Las habitaciones de tamaño razonable para un hotel de esta categoria, pero nada de otro mundo. Casi todos los huespedes eran extranjeros hotel de centro ciudad, lejo de las playas, el desayuno 18, €! mucha grasa y dulce, como les gustan los más nórdicos. Aqui falta mucho, sobre todo la fántastica materia prima isleña frutas exoticas. Personal en general muy agradable. Cuidado con las habitaciones en direccion de La Rambla la Diagonal de Santa Cruz. ¡Las ventanas no están sintonizadas de forma antiruido, el ruido muy presente por el tráfico permanente!. Muy bién el SPA, aunque bastante lejos del hotel. En resumen un bien hotel de ****, un ***** Gran Lujo me parece exagerado.