Hoteles en Teruel - página 2.

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Suele rezar el dicho que Teruel también existe. Y existe de tal modo que ofrece al visitante contrastes tan importantes como el Parque de Dinosaurios Dinópolis, el circuito de velocidad de Alcañiz, turismo blanco y de montaña, parajes, tradiciones, fiestas y bellísimos municipios con esencia mudéjar como su capital. La ciudad de Teruel es pequeña y tranquila, muy paseable. La Catedral y sus torres mudéjares están declaradas Patrimonio de la Humanidad.

Data del siglo XIII y permite al visitante maravillarse con los métodos constructivos de los mozárabes y techumbres de madera. Otro centro neurálgico, es el Mausoleo de los Amantes de Teruel, radicado en la iglesia y torre de San Pedro. La Torre de El Salvador también es señera del mudéjar y corresponde al siglo XIV. En la Plaza Mayor, de planta cuadrangular, se pueden admirar bellos edificios. Pero la ciudad ofrece museos, un acueducto, plazas, puentes, rutas y mucha gastronomía.

Entre las exquisiteces turolenses cuenta con merecida fama el jamón. Otros productos y recetas destacables con los melocotones de Calanda, el queso Tronchón, medallones de Valjunquera (migas con tocino), sopas tostadas y de ajo, aceites, trufas, chacinas, longanizas, corderos asados y en cazuela, guirlaches, etc.

Alcañiz es otra población que merece mucho la pena. Es un municipio con una Plaza de España fascinante y medieval en el que hay edificios como la Lonja o el Ayuntamiento, joya renacentista. Algunas iglesias y conventos y, sobre todo, el Castillo de los Calatravos son lugares de interés. El pequeño Albarracín ha sabido conservar su esencia musulmana y medieval y, de hecho, su casco histórico es Bien de Interés Cultural. Su recinto amurallado llama la atención porque supera el tamaño de la villa. Sus calles son empinadas y están jalonadas por bellos edificios.

Calaceite es otro pueblo encantador, con iglesias y ermitas barrocas y góticas y un yacimiento íbero. En Mora de Rubielos, el gótico regala un Castillo y la Colegiata de Santa María y, además, hay hasta 5 ermitas de los siglos XVII y XVIII. Rubielos de Mora, es otro pueblo bien distinto, que brinda oportunidades como las de ver magníficos edificios, iglesias, casas señoriales y murallas. Recibió en 1983 un premio, el ‘Europa Nostra’, por la implicación de los vecinos en los procesos de restauración.

Los amantes de la caza tienen una cita con Beceite, una de las reservas más importantes de cabra hispánica. Cuenta con un cañón de 60 metros de altura y sólo 2 de ancho conocido como El Parrizal. Es un lugar perfecto para el senderismo, la equitación, las rutas… La comarca del Maestrazgo, de gran severidad climática y valor natural, es otro lugar que debe visitarse. Atesora además preciosidades como Castellote, cuyo casco antiguo también es BIC.